Libros que he leído

Ésta es una lista que debí empezar hace muchos años. Aunque leo bastante, son pocas las cosas que hacen mella en mi memoria de largo plazo, de modo que me hubiera gustado hoy tener un recuento de los libros que no trascendieron. Pienso que así podría darles una segunda chance, o al menos tener a mano la impresión que me dieron en su momento y que justificaron su olvido.

2006

Pantaleón y las visitadoras (Mario Vargas Llosa).

Travesuras de la niña mala (Mario Vargas Llosa).

Ygdrasil (Jorge Baradit): Hacia la mitad había pensado abandonarlo, pues se me había vuelto una lectura francamente aburrida debido al desdibujamiento de los personajes y a la prosa cada vez más llena de una psicodelia que no hacía avanzar el relato. Afortunadamente los dos últimos capítulos salvan el libro, y el final es de antología. Uno de mis momentos favoritos es esa especie de duelo de Mariana consigo misma, que ella resuelve con una sangre fría extraordinaria. El peor de los anticlímax fue el encuentro de Mariana con la esfinge. Varias nociones desparramadas en el libro fueron también buenos estimulantes; la idea de la ciudad como algo vivo, ya no en un sentido figurado sino literal, es muy poderosa.

Tan veloz como el deseo (Laura Esquivel): No el tipo de libro que leo habitualmente ni del cual estoy en riesgo de volverme fanático, pero así y todo no un mal libro. El primer tercio me pareció mal escrito, como si fuera el trabajo de una escritora principiante. De a poco el argumento se me hizo medianamente interesante y el momento en que me pareció que Esquivel dio un golpe maestro fue cuando bruscamente permitió acercarse directamente a Lucha a través de un diálogo con Lluvia en lugar de, como había sido hasta ese punto, a través de la memoria de Júbilo. El encuentro con ese personaje vulgar y mezquino es muy impactante, pues en los recuerdos de Júbilo y en el concepto delicadamente suavizado por su hija la opinión que se construye hasta ese momento es que Lucha es un ser fino y delicioso, cuyo mayor defecto es una cierta inexperiencia en la vida. El desenlace fue algo triste pero predecible, y enraizado en una serie de "yo pensé que", "yo creí que" demasiado parecidos a la vida.

The other side of the sky (Arthur C. Clarke): Es un libro de cuentos de ciencia ficción de un nivel un tanto disparejo pero que logra mantener de todos modos cierto encanto a lo largo de toda la colección. Es de 1958, por lo cual bastante de la información que maneja sobre la Luna debe reflejar especulaciones científicas de la época, como por ejemplo la posibilidad de introducir alguna forma de vegetación capaz de sobrevivir en el ambiente lunar. Un relato que hallé que sobraba es "Refugee". "The nine billion names of God" me pareció poco interesante hasta la línea final, que hizo que el resto de la lectura valiera la pena, especialmente por la escalofriante imagen usada para describir el inicio del final del mundo. "The wall of darkness" es un cuento inquietante, no tanto por el desenlace como por el escenario en que se desarrolla la acción; me pareció algo lovecraftiana la presencia de esa estructura gigantesca de origen desconocido en una zona del planeta donde la luz jamás llegaba. "The other side of the sky" y "Venture to the Moon" son a su vez colecciones de pequeñas viñetas en general cómicas sobre lo que podría haber sido (¡o todavía podría ser algún día!) la exploración del espacio. Un relato hermoso dentro de la primera colección es "The call of the stars". "All the time in the world" me dejó con la misma angustia de un capítulo de The Twilight Zona en que la protagonista puede detener el tiempo y volverlo a echar a andar a voluntad, de modo que lo detiene justo cuando dos misiles nucleares están a punto de caer sobre su ciudad, lo que la deja enfrentando la posibilidad de vivir ese mismo instante hasta el día de su muerte, o dejar que el tiempo corra pero matar a toda la ciudad consigo.

La era ochentera (Óscar Contardo y Macarena García).

Mona Lisa acelerada (William Gibson).

V for Vendetta (Alan Moore y David Lloyd).

2005

Tinta roja (Alberto Fuguet).

La gran colección (Brian Moore).

El libro de los amores ridículos (Milan Kundera).

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